Andragogía: qué es y por qué te interesa
El término Andragogía es el vocablo opuesto a pedagogía. Mientras que la segunda es una ciencia que es bastante sonada, la primera queda un poco desconocida. Así pues la Andragogía es arte y la ciencia que facilita el proceso de aprendizaje en las personas adultas.
Es importante destacar que la Andragogía no es la educación para desarrollarse profesionalmente, pues para ello se sigue el camino de la educación primaria, secundaria y universitaria; esta disciplina va más allá. Es la que responde a las necesidades y a los intereses, a las experiencias vividas y a la autoestima del individuo adulto.
Las necesidades e intereses.
Estas van cambiando dependiendo de la etapa en la que el adulto se encuentra. Puede que sea un punto de inflexión el que le empuje al aprendizaje de algo nuevo. A esto hay que sumarle los intereses de cada uno, que pueden ser fines laborales o personales. Cuando queremos ascender en nuestro trabajo, por ejemplo, buscamos recursos para seguir formándonos como cursos, másters o idiomas.
Las experiencias vividas.
Esto es un aspecto bastante relevante, pues es lo que nuestro cerebro retiene. Los pasos que ya hemos dado siempre nos enseñan a mejorar, y es un punto de partida para recorrer nuevos caminos. Así es pues cuando el individuo puede transformar una experiencia vivida, sea buena o sea mala, en una necesidad, lo que nos conecta con el primer concepto. Imagina el viaje de tu vida que finalmente se hace realidad, y al llegar al país y no puedes comunicarte porque no dominas el idioma local. Esto nos causa frustración. De esto aprendemos que debemos abrir nuestros horizontes idiomáticos para evitar sentirnos incómodos en estas situaciones, por ejemplo
La autoestima.
Esta es sin duda la gran protagonista de esta disciplina. La seguridad de uno mismo es como una luz que va desde dentro hacia fuera, y no siempre está del todo encendida. Hay que alimentarla creciendo desde dentro y es aquí donde el adulto elige, se exige y se compromete con una responsabilidad para poder realizarse personalmente.
El crecimiento mental no tiene fecha de caducidad, y somos nosotros los únicos dueños de nuestros límites.